martes, 8 de octubre de 2013

¿El veranillo de San Miguel?

¿O simplemente la Ley de Murphy?

La semana pasada, el tiempo nos dio un primer aviso. A pesar de que las temperaturas diurnas se mantienen en un nivel agradable para lo que se puede esperar en esta época del año (unos 15 ó 16 grados) tuvimos un par de días en que el termómetro se desplomó por la noche hasta llegar a rondar los cero grados.

Si bien estas temperaturas no son tampoco las más habituales a estas alturas, preferimos seguir el principio de que hombre (o mujer) precavido (o precavida) vale por dos y este fin de semana nos lanzamos a la adquisición de equipo invernal básico.

Nuestra primera compra fue esta flamante rasqueta del Clas Ohlson (la ferretaría por antonomasia de este país) para retirar el hielo de los cristales del coche.



Pues bien, un día después de hacernos con la susodicha, nos encontramos con que salimos de casa a las siete y pico (cuando se supone que se dan las temperaturas más frías) con unos estupendos y casi veraniegos 15 grados. El hombre del tiempo del canal 4, por su parte, anunciaba máximas alrededor de los 20. Y yo que ya estaba en pleno debate conmigo misma, intentando decidir si me compraba plantillas de fieltro o de borreguillo...

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