miércoles, 13 de noviembre de 2013

Uy, uy, uy

En la última semana, una plaga de palos rojos ha crecido en glorietas, cunetas, medianas y bordillos varios.



Insisten los de la zona en que la nieve no suele hacer acto de presencia antes de diciembre (dependiendo del año puede incluso retrasarse hasta Navidades). Pero a la vista del nuevo "mobiliario urbano", parece que no debe ser tan remota la posibilidad de que una nevada temprana nos sorprenda.

Las temperaturas van bajando lenta pero progresivamente y, aunque de momento la mayor parte del tiempo se mantienen en el lado positivo, cierto es que cada vez es más frecuente levantarnos rondando los cero grados.

En parte por el fresco, en parte por las ansias de estrenar lo nuevo, yo he empezado a sacar de paseo el estupendo regalo que este otoño me ha hecho mi hermana, la maestra tejedora. Un gran invento (tengo que hacerle una foto un día de estos) que es a la vez gorro y cuello-bufanda. Todo de una pieza, para que no quede ni un resquicio por el que se pueda colar el frío. Hecho a mano, de lana suave y calentita y ¡con pompón! ¿Se puede pedir más?

Antón, en un alarde de cordura, se ha lanzado a usar una chaqueta que tiene, impermeable por fuera y con forro polar por dentro. Todo pura fachada porque debajo sigue con su eterna camiseta de manga corta. Según él, "en la oficina hace mucho calor". Casualidades de la vida, en sus oficinas siempre hace calor y en las mías siempre hace frío. ¡Incluso cuando trabajábamos en la misma! :)

martes, 5 de noviembre de 2013

Un vuelo por el Mjärdevi Science Park

El Mjärdevi Science Park es el parque tecnológico en el que ahora trabajamos Guechi y yo. Aparte de algunas empresas grandes como Ericsson o Motorola (ahora Arris), el Mjärdevi se caracteriza por servir de cuna a pequeñas startups tecnológicas.

Una de esas pequeñas empresas se dedica exclusivamente a desarrollar un helicóptero radio control con una plataforma ultra estable para cámaras de cine. Así de frikis son los suecos! Gracias a ellos, os podemos ofrecer este pequeño recorrido por el parque.

P.D. El edificio detrás del campo de golf en la última toma, es el mío ;)


domingo, 3 de noviembre de 2013

Todos los Santos: costumbres de allí, aquí

Hoy cambiamos el punto de vista para escribir sobre una costumbre de ahí que reproducimos aquí.

Porque hay en esta casa un individuo que es como Triki, el Monstruo de las Galletas, pero en versión huesitos de santo. Individuo que, dicho sea de paso, acabó el pobre juntándose con la psicópata de las milhojas de crema (aunque esta es otra historia diferente que tendrá que quedar para mejor ocasión).

Durante los nueve años que vivimos en Madrid, puntualmente por estas fechas recibíamos en casa una caja enviada desde Coruña con un surtido de huesitos de santo de varios sabores. ¿Por qué desde tan lejos? ¿Es que no hay pastelerías suficientes en Madrid donde adquirir estos dulces? (se preguntará alguno). Sí, pero no. Porque nuestro Triki en cuestión nos ha salido, además de goloso, un tanto sibarita y para él, los huesitos, son los de Hildita (un clásico entre las confiterías coruñesas). Ni que decir tiene que el contenido del susodicho paquete duraba un suspiro. 

Este año, con un poco más de tierra de por medio, la influencia de Hildita no nos alcanza. Así que, no dispuestos a renunciar a tan sabrosa manera de comenzar el mes de noviembre, no nos ha quedado más remedio que pasar a la acción. Hemos desempolvado el libro "Confitería y Repostería" de la Marquesa de Parabere, (en cuyas recetas, escritas al modo de los años treinta, se pueden encontrar joyas de la redacción como: "estírese la pasta con el rollo hasta dejarla del grueso del canto de un duro") y, siguiendo sus sabios consejos, hemos llegado al siguiente resultado:


A la vista está que los nuestros son mucho más irregulares y toscos que los comprados, sin embargo, en cuanto a sabor y textura no desmerecen en absoluto. Con decir que los de las foto no eran todos y a estas horas ya no quedan ni las migas...