sábado, 14 de diciembre de 2013

Adviento, Navidad, casa nueva, nieve pero no mucha... y alguna cosa más

Paradojas de la vida, las últimas semanas han estado repletas de cambios y novedades que podrían haber servido de tema para unos cuantos posts pero, al mismo tiempo, todos esos cambios y esas novedades nos han mantenido tan entretenidos que no hemos tenido demasiado tiempo para abrir el blog.

El acontecimiento estrella ha sido, sin duda, la mudanza. Creo que la mayoría de los que lean esto estarán al tanto de la historia pero, por si hay alguien que se pregunta cómo es eso de mudarse por segunda vez en ocho meses, recapitulo brevemente.

El mundo de la vivienda en Suecia tiene sus particularidades y encontrar una casa que cumpla todos los requisitos que a uno le gustaría en un período corto de tiempo, no siempre es fácil. Es por eso que, cuando nos decidimos a venirnos, acordamos que sería un movimiento en dos fases. Una primera en la que se trasladarían todas nuestras cosas a una vivienda "temporal", de manera que pudiéramos incorporarnos al trabajo y "formalizar" nuestra vida aquí y una segunda en el momento que apareciese la casa que considerásemos conveniente para nosotros.

Y esa casa apareció. Esta más cerca del trabajo pero, a la vez, separada del centro de la ciudad. En un barrio (o quizá debería decir pueblo) de casitas con jardines rodeado de campos y bosque. Un lugar no apto para quienes necesiten tener bullicio alrededor pero perfecto para dos frikis adeptos del "slow life" como nosotros.

Ahora por ejemplo, que hay muchas horas de oscuridad, cogemos la cámara y el telescopio, salimos por la puerta y, sin ningún esfuerzo, nos encontramos un cielo como este:


 Como os podréis imaginar volvemos congelados así que, para entrar en calor, adoptamos las costumbres locales y nos preparamos la merienda típica del Adviento: un glögg calentito con unas pepparkakor (la versión sueca del ginger bread).
























¡Por cierto! La semana pasada cayó por fin la primera nevada (ya andaban por aquí un poco impacientes haciendo apuestas sobre cuándo ocurriría). Nevó un par de días. El primero de una forma más floja, aunque suficiente para dejar todo cubierto de blanco. El segundo de manera más intensa, lo que nos animó, por fin, a hacernos con una pala para poder despejar la entrada.

Durante los últimos días han vuelto a subir las temperaturas hasta los 9 grados, así que la nieve, de esta vez, ha aguantado un suspiro.

En otro orden de cosas, y como nota de folclore local, os puedo decir que el deporte nacional en Suecia durante las semanas pre-navideñas es el mismo que en España: actos sociales y ¡comida!. Julbord tradicional en la cena de Navidad de la empresa, desayuno de Santa Lucía con Lussekatter... En mi afán de integración me he empleado a fondo con todas y cada una de las especialidades. 

Y contagiados por el espíritu navideño y, sobre todo, por la bonita y suave iluminación con la que los suecos engalanan sus ventanas en esta época del año, nosotros también sacamos los adornos de sus cajas para decorar las nuestras (Bea, ¿hay algo que te resulte familiar en esta imagen? :D)


Por supuesto, también hemos hecho hueco para retratar la Navidad a nuestra manera...





viernes, 13 de diciembre de 2013

La foto de la semana (15)

Vinterljus, Linköping, Diciembre 2013 (Anton)

Y no, no es Photoshop. Tan sólo una exposición larga, un día de mucho viento con nubes, luna, una ciudad de noche iluminando las nubes... ah, y una biblioteca iluminada de colorines reflejando en los árboles.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Uy, uy, uy

En la última semana, una plaga de palos rojos ha crecido en glorietas, cunetas, medianas y bordillos varios.



Insisten los de la zona en que la nieve no suele hacer acto de presencia antes de diciembre (dependiendo del año puede incluso retrasarse hasta Navidades). Pero a la vista del nuevo "mobiliario urbano", parece que no debe ser tan remota la posibilidad de que una nevada temprana nos sorprenda.

Las temperaturas van bajando lenta pero progresivamente y, aunque de momento la mayor parte del tiempo se mantienen en el lado positivo, cierto es que cada vez es más frecuente levantarnos rondando los cero grados.

En parte por el fresco, en parte por las ansias de estrenar lo nuevo, yo he empezado a sacar de paseo el estupendo regalo que este otoño me ha hecho mi hermana, la maestra tejedora. Un gran invento (tengo que hacerle una foto un día de estos) que es a la vez gorro y cuello-bufanda. Todo de una pieza, para que no quede ni un resquicio por el que se pueda colar el frío. Hecho a mano, de lana suave y calentita y ¡con pompón! ¿Se puede pedir más?

Antón, en un alarde de cordura, se ha lanzado a usar una chaqueta que tiene, impermeable por fuera y con forro polar por dentro. Todo pura fachada porque debajo sigue con su eterna camiseta de manga corta. Según él, "en la oficina hace mucho calor". Casualidades de la vida, en sus oficinas siempre hace calor y en las mías siempre hace frío. ¡Incluso cuando trabajábamos en la misma! :)

martes, 5 de noviembre de 2013

Un vuelo por el Mjärdevi Science Park

El Mjärdevi Science Park es el parque tecnológico en el que ahora trabajamos Guechi y yo. Aparte de algunas empresas grandes como Ericsson o Motorola (ahora Arris), el Mjärdevi se caracteriza por servir de cuna a pequeñas startups tecnológicas.

Una de esas pequeñas empresas se dedica exclusivamente a desarrollar un helicóptero radio control con una plataforma ultra estable para cámaras de cine. Así de frikis son los suecos! Gracias a ellos, os podemos ofrecer este pequeño recorrido por el parque.

P.D. El edificio detrás del campo de golf en la última toma, es el mío ;)


domingo, 3 de noviembre de 2013

Todos los Santos: costumbres de allí, aquí

Hoy cambiamos el punto de vista para escribir sobre una costumbre de ahí que reproducimos aquí.

Porque hay en esta casa un individuo que es como Triki, el Monstruo de las Galletas, pero en versión huesitos de santo. Individuo que, dicho sea de paso, acabó el pobre juntándose con la psicópata de las milhojas de crema (aunque esta es otra historia diferente que tendrá que quedar para mejor ocasión).

Durante los nueve años que vivimos en Madrid, puntualmente por estas fechas recibíamos en casa una caja enviada desde Coruña con un surtido de huesitos de santo de varios sabores. ¿Por qué desde tan lejos? ¿Es que no hay pastelerías suficientes en Madrid donde adquirir estos dulces? (se preguntará alguno). Sí, pero no. Porque nuestro Triki en cuestión nos ha salido, además de goloso, un tanto sibarita y para él, los huesitos, son los de Hildita (un clásico entre las confiterías coruñesas). Ni que decir tiene que el contenido del susodicho paquete duraba un suspiro. 

Este año, con un poco más de tierra de por medio, la influencia de Hildita no nos alcanza. Así que, no dispuestos a renunciar a tan sabrosa manera de comenzar el mes de noviembre, no nos ha quedado más remedio que pasar a la acción. Hemos desempolvado el libro "Confitería y Repostería" de la Marquesa de Parabere, (en cuyas recetas, escritas al modo de los años treinta, se pueden encontrar joyas de la redacción como: "estírese la pasta con el rollo hasta dejarla del grueso del canto de un duro") y, siguiendo sus sabios consejos, hemos llegado al siguiente resultado:


A la vista está que los nuestros son mucho más irregulares y toscos que los comprados, sin embargo, en cuanto a sabor y textura no desmerecen en absoluto. Con decir que los de las foto no eran todos y a estas horas ya no quedan ni las migas...






domingo, 20 de octubre de 2013

¡Chove!

Nos ha salido hoy el día gris y pasado por agua, muy otoñal. Esta mañana temprano, como todos los domingos, he salido a hacer mi carrera larga de la semana y he vuelto hecha una sopa. Pensaréis que estoy loca, pero es mi entrenamiento favorito, me encanta y no lo perdono por nada del mundo (o casi nada). Total, luego me meto un rato en agua calentita y una simple ducha me parece el mejor "spa" del planeta.

Además, no creáis que era yo la única paseándome bajo la lluvia. Por lo que se ve, los suecos son conscientes del clima en el que habitan y no dejan que las inclemencias meteorológicas intervengan demasiado en sus planes: se visten apropiadamente y siguen con su vida. Llama la atención, sobre todo, ver cómo enfundan a los niños en trajes de agua y katiuskas y los dejan chapotear al aire libre hasta que se hartan.

Nosotros igual, hemos chapoteado hasta que nos hemos cansado... Y después de eso, entonces sí, nuestro domingo ha tomado ya un cariz mucho más casero, de actividades de interior acompañadas de mantita y té. Momento perfecto pues, para compartir unas cuantas fotos que hemos hecho recientemente. 

El domingo pasado, al contrario que este, amaneció un día precioso y, estando en pleno apogeo del otoño, tardamos cinco minutos en decidir que tocaba día de campo y fotos. Habiendo aprendido de la experiencia, nos llevamos con nosotros las dos cámaras, así no nos peleamos :)

Nos fuimos a un sitio muy cerca de aquí, al castillo de Lövstad (Lövstad Slott), un edificio cuyos orígenes se remontan al siglo XV y que fue reconstruido en el XVII. Hoy en día alberga un museo, se pueden recorrer sus estancias con una visita guiada o comer en un restaurante que hay en su interior y que tiene muy buena pinta. Pero la verdad, de esta vez el espectáculo estaba fuera, por lo que decidimos dejar el turismo cultural y culinario para mejor ocasión y disfrutar de sus jardines y de los bosques colindantes.

Creo que la elección mereció la pena. Juzguen ustedes mismos...










martes, 8 de octubre de 2013

¿El veranillo de San Miguel?

¿O simplemente la Ley de Murphy?

La semana pasada, el tiempo nos dio un primer aviso. A pesar de que las temperaturas diurnas se mantienen en un nivel agradable para lo que se puede esperar en esta época del año (unos 15 ó 16 grados) tuvimos un par de días en que el termómetro se desplomó por la noche hasta llegar a rondar los cero grados.

Si bien estas temperaturas no son tampoco las más habituales a estas alturas, preferimos seguir el principio de que hombre (o mujer) precavido (o precavida) vale por dos y este fin de semana nos lanzamos a la adquisición de equipo invernal básico.

Nuestra primera compra fue esta flamante rasqueta del Clas Ohlson (la ferretaría por antonomasia de este país) para retirar el hielo de los cristales del coche.



Pues bien, un día después de hacernos con la susodicha, nos encontramos con que salimos de casa a las siete y pico (cuando se supone que se dan las temperaturas más frías) con unos estupendos y casi veraniegos 15 grados. El hombre del tiempo del canal 4, por su parte, anunciaba máximas alrededor de los 20. Y yo que ya estaba en pleno debate conmigo misma, intentando decidir si me compraba plantillas de fieltro o de borreguillo...

lunes, 7 de octubre de 2013

La foto de la semana (13)

Recuperando las buenas costumbres y siguiendo con la temática otoñal...

Ågelsjön - Septiembre 2013 (Guechi)

jueves, 3 de octubre de 2013

Setas y bayas

Presentes en todas partes durante el otoño. Por supuesto, en su medio natural, creciendo en los más variados rincones. Pero también en los supermercados, tiendas de alimentación y los puestos de frutas y verduras que suele haber en las plazas de muchas ciudades.



























Como contamos en el blog hace poco, la recolección de bayas es algo que ya hemos probado. Normalmente nos gusta pasear por el campo, pero si además regresamos con la cesta llena, entonces el día no puede ser más perfecto.

Sin embargo, a la recogida de setas no nos hemos lanzado todavía. Básicamente, por nuestra absoluta ignorancia a la hora de distinguir las comestibles de las que no lo son. Es algo que vamos a tener que subsanar pronto... ¡No es posible que nos estemos perdiendo semejante diversión!

Y mientras tanto, nos conformamos con fotografiarlas. Que no es poco entretenimiento, teniendo en cuenta la cantidad infinita de variedades que hay, unas tan bonitas, otras tan curiosas...







domingo, 29 de septiembre de 2013

Vida cotidiana

En esta semana que acaba, se cumplieron seis meses desde que llegamos a Norrköping. Hemos hecho tantas cosas en este medio año que, por una parte, nos da la impresión de que el tiempo se ha pasado volando y, por la otra, nos parece que llevásemos aquí toda la vida.

Desde que llegamos, hemos ido pasando por distintas fases. Una primera en la que había que hacerse con el entorno, resolver papeleos y pelearse con el idioma en actividades tan básicas como hacer la compra. Después de las primeras semanas, comenzamos a conocer palabras, cada día más, lo que nos permitió agilizar las tareas diarias y entender algunas costumbres locales. Luego empezamos el trabajo, las clases, a visitar un montón de lugares... y, sin planearlo, acabamos "de veraneo" por Estocolmo y alrededores.

En definitiva, unos meses muy divertidos pero también agotadores. Ahora, con la llegada del otoño, parece que todo volviese a la calma, a la rutina. Agradable rutina, eso sí. Porque a pesar de ser una palabra que se usa con frecuencia en sentido negativo, en el fondo a casi todo el mundo le gusta volver a su estado de "normalidad" más tarde o más temprano. Especialmente si uno tiene la buena costumbre (y la suerte) de llenar su día a día con cosas que le gustan.

Uno cualquiera de nuestros días comienza a eso de las siete menos cuarto de la mañana. A esas horas ya ha amanecido completamente (a pesar de que en esta época el número de horas de luz se reduce a una velocidad pasmosa) y eso facilita un poco lo de madrugar.

Alrededor de las ocho llegamos a la oficina y arranca la jornada laboral, que se extiende hasta las cuatro y media o cinco (como mucho). No se estila por aquí hacer horas extra. La gente se concentra en sus quehaceres y trabaja sin prisa, pero sin pausa. No renuncian a parar un par de veces  para descansar y socializar, normalmente a la hora de la comida y con el café de la tarde (que aquí viene siendo el café de las tres). Pero el resto, es actividad productiva y, por lo general, ocho horas diarias son suficientes para sacar el trabajo adelante. Y si no, tampoco se dramatiza: análisis constructivo y a buscar soluciones.


Cuando regresamos a casa, es tiempo para todas nuestras actividades extraescolares. 
Por ejemplo, estudiar sueco. Casi todos los días un poco. Es la única forma de asimilar las enormes listas de vocabulario y todas las novedades de gramática que surgen en cada clase. A veces da un poco de pereza ponerse con los deberes pero, lo cierto, es que esto no tiene nada que ver con estudiar un idioma a distancia. Aquí, la recompensa se ve a diario.

Y como no sólo de ejercitar el cerebro vive el hombre, también seguimos fieles a nuestras costumbres deportivas.  Yo vuelvo a estar a tope con mis carreras, progresando adecuadamente. Todavía es para mí un misterio cómo va a ser entrenar cuando venga el frío de verdad y, especialmente, cuando empiece a nevar por el mes de diciembre. Pero varios lugareños ya me han explicado que sí, se puede, y de hecho se hace. Así que otra experiencia interesante por venir.

Antón no acaba de pillarle el gusto a lo de correr, por lo que sigue explorando la región desde la bicicleta. Cada vez va más lejos... ¡cualquier día de estos tengo que ir a buscarlo y traerlo a remolque! Eso sí, entre pedalada y pedalada, alguna foto.


"Sólo" con estas cosas, hay días que ya no nos queda más tiempo que para preparar la cena, comerla y ver un poco la tele o leer algo. Eso, si no caemos directamente fulminados en el sofá (alternativa a la que una que yo me sé es gran aficionada).

Otras veces estamos más inspirados y nuestra "sala de juegos" se convierte en la cabina de un avión, en laboratorio fotográfico, taller de costura... o lo que surja. Tampoco suelen faltar la música (en sus dos modalidades, piano y guitarra) o los experimentos culinarios.


Sólo falta ahora encajar en todo este puzle algo más de tiempo para el blog, al que hemos dejado últimamente un poco abandonado. Pero todo se andará, porque nuestra "normalidad" aquí es muy distinta a nuestra "normalidad" en España y vale la pena escribir un poco al respecto de vez en cuando.

domingo, 15 de septiembre de 2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

Recogiendo bayas en Ågelsjön

Si algo abunda en esta región de Suecia, son lagos y bosques. Con lo que nos gusta a nosotros ir al monte, ya estábamos tardando en hacer alguna excursión campestre en condiciones. Este domingo, aprovechando que todavía tenemos un tiempo estupendo, nos acercamos a Ågelsjön.


En realidad, tampoco tuvimos que ir muy lejos. Este paraje idílico en donde apenas se distinguen estructuras construidas por el hombre, está a tan sólo 15 km de casa. Es decir, desde nuestra casa de Madrid, sería como ir al Decathlon de San Sebastián de los Reyes. Es un cambio de chip francamente agradable :)


Yo ya había hecho alguna ruta larga por esta zona durante mis vacaciones, pero esta vez veníamos con la idea de pasar una tarde de relax, disfrutar del panorama y, si había suerte, recoger algunas frutas del bosque.


Hubo suerte y, al final del día, acabamos en casa con un bol lleno de arandandillos para cenar!



domingo, 8 de septiembre de 2013

Llega septiembre y empieza el curso

Retomamos las clases de sueco tras la pausa veraniega de rigor. Si hubiese sido por nosotros, posiblemente habríamos continuado tranquilamente con las lecciones durante los meses de julio y agosto. Pero los suecos no renuncian a sus vacaciones de verano por nada del mundo, así que, dadas las circunstancias, aprovechamos para desconectar de los deberes por un tiempo y volver ahora con energías renovadas. 

Para este segundo curso repetimos en la Folkuniversitetet, que nos recomendaron cuando llegamos y que resultó ser un gran acierto.


De nuevo, también, repetimos horario intensivo de sábado por la mañana. Ciertamente, esto nos acorta un poco el fin de semana pero, al mismo tiempo, nos da más margen durante la semana para estudiar a fondo los temas y hacer muchos ejercicios. En parte, gracias a esta estrategia, el progreso obtenido durante el primer curso fue espectacular.



























La impresión tras la vuelta es que nuestro nuevo profe, David, no va a estar a la altura de la anterior, super Carola. Pero claro, el listón estaba muy alto y era difícil de superar...

Aún así, hemos salido de la primera clase con un mundo nuevo de posibilidades para hablar: el pasado, unos cuantos verbos irregulares, las oraciones de relativo y un montón de palabras nuevas. ¡Y esto no ha hecho más que empezar!